domingo, 4 de marzo de 2012

La Juventud Obrera. Del Taller a la Fábrica.

Michelle Perrot




El 27 de febrero del presente año. En el seminario se llevó a cabo la discusión acerca del tema “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”. En esta ocasión me tocó ser la secretaria y Mariam fue la coordinadora. Y para iniciar realizó una dinámica llamada “el coctel de frutas”.
Primero nuestra coordinadora dio las indicaciones. La dinámica consistía en sentarse todos en sillas formando un círculo. Mariam asignó a cada uno el nombre de una fruta. Ella se pondría al centro del circulo y diría: “A mí me gustan las…”, y las personas que tuvieran el  nombre de la fruta que mencionara tendría que cambiarse de lugar, sí decía “Me gusta el coctel de frutas”, cambiarían de lugar todos, pero en el cambio ella tocaría una silla y en esas nadie podría sentarse, entonces uno quedaría parado, y ese se pondría en el centro para que le hicieran un pregunta respecto al tema.
Se realizó la dinámica. La primera a quien le tocó que le preguntaran fue a Yesenia, pero no dio bien su idea acerca cómo era la educación de las niñas según la lectura.
Juan Manuel fue el siguiente en tener que responder, le preguntaron acerca de las ciudades, pero no supo contestar. Después yo levante la mano y dije que en aquellos tiempos, los jóvenes estaban tan cansados de trabajar que necesitaban salir y distraerse, y que la ciudad era el lugar perfecto para ello, pues en ella había muchos lugares en los que podían divertirse con sus pares.
Después Lupe repitió mi idea, sólo que leyéndola, y Víctor la complementó diciendo que en las ciudades los muchachos solían ir a nadar, practicar algún deporte o ir a ver las luchas.
Luego, otra vez, Víctor hizo el comentario de que se la había hecho interesante eso de que la niñez heredaba el oficio. Y Paul dijo que los niños menores de 13 años ya no debían trabajar sino asistir a la escuela. Jazmín dijo lo mismo que Paul, sólo que leyéndolo, no con sus palabras.
Después Mariam les dijo que se reunieran en equipos según la fruta que les había tocado ser.  Y que tendrían 10 minutos para comentar la lectura.
Pasé a los equipos para ver qué hacían y decían al interior de ellos.
El equipo de los plátanos relacionaba la lectura con la vida con la vida actual. Las manzanas discutían ordenadamente sólo para aclarar ideas. Y las naranjas se distraían muy fácilmente, en este equipo sólo dos personas (Lupe y Fernanda) eran las que más comentaban.
Después de los 10  minutos para comentar, todo el grupo se volvió a poner en círculo.
Ulises relacionó la situación y características de las familias de la época estudiada, con las de las familias actuales diciendo que todavía hay padres que a veces quieren decidir sobre el futuro de sus hijos.
Lupe comentó que era obligación del primogénito sin importar si éste era hombre o mujer, ser el sucesor de su padre en el oficio. Y Jazmín completó la idea diciendo que el resto de los hijos por lo general emprendían estudios.
Laura Celis comentó acerca las “familias-talleres”, diciendo que la vivienda era al mismo tiempo el lugar de trabajo.
El maestro intervino regresándose un poco a lo que ya se había hablado para aclarar lo de por qué la Ley del Padre. Y Ulises relacionó el comentario del maestro con la vida actual, diciendo que  así como anteriormente la familia se sometía a la voluntad del papá solamente, hoy en día en las familias también suele ser uno de sus miembros el que manda.
Juan Manuel mencionó que los padres le enseñaban a sus hijos el oficio, y Selene complementó esa idea diciendo que los padres al enseñar el oficio a los hijos y el meterlos a trabajar con ellos, lo hacían con el fin de asegurarles el porvenir.
David y Rubén mencionaron que las condiciones de vida y de trabajo eran lamentables, ya que la alimentación era mala y no gozaban de un buen espacio para descansar.
Liliana Torres dijo que le llamó mucho la atención eso de que los dueños adquirían mucho poder sobre sus trabajadores, y podían incluso hasta golpearlos.
Macrina dijo que se comenzó a introducir maquinaria al mundo del trabajo, y que el uso de éstas llagó a provocar accidentes.  
Yo (Mariana) mencioné que a los jóvenes a los 18 años ya se les consideraba adultos en cuanto a derechos mas no a deberes, pues carecían de ellos. Liliana completó mi idea diciendo que los deberes aumentaban en cuanto al trabajo.
David dijo que en las fábricas había muchos casos en los que algunos trabajadores no aprendían nada, porque repetían las mismas funciones por mucho tiempo y esto les impedía aprender otras cosas importantes.  Rubén complementó la idea diciendo que si los muchachos querían aprender algo más debían tomar la iniciativa y aprovechar sus descansos para hacerlo, aun cuando estos eran muy cortos.
Miriam Torres dijo que efectivamente los descansos eran cortos, y por tanto no suficientes, y que esto hacía que los jóvenes trataran de trabajar más rápido para terminar pronto, lo que ocasionaba que muchas veces se accidentaran llegando a perder dedos o manos.
Yo (Mariana) dije que las fábricas favorecieron la convivencia entre jóvenes, y que esto propició la formación de grupos para llegar a fines comunes. Que una de las actividades que más relizaban eran las huelgas, mediante las cuales manifestaban estar cansados de las condiciones de trabajo que llevaban. Pero que los mayores solían no hacer caso a estas manifestaciones, ya para ellos los jóvenes no tenían ni voz ni voto.
Luego el maestro hizo una pausa y dijo que no estábamos yendo en orden, porque nos habíamos brincado del tema del trabajo al de la fábrica y viceversa.
Selene dijo que también se hablaba acerca de los contratos, que en aquel tiempo solían ser no tanto escritos sino más bien y en su mayoría verbales.
Después pasamos ahora sí al tema de las fábricas. Macrina fue la que inició diciendo que los muchachos iban a las fábricas como ayudantes porque no les gustaba la escuela y decían que ahí se aburrían mucho.
Yo (Mariana) dije que para los muchachos no era importante un certificado de estudios y que era por ello que preferían ayudar a sus padres o hermanos mayores en las fábricas. Mencioné también que en las fábricas de pueblo, cuando los padres querían llevar a sus muchachos a trabajar a donde mismo que ellos, el trámite era muy sencillo, ya que bastaba que el papá del muchacho se entrevistara con el director de la fábrica, y con ello ya el muchacho entraba.
Mariam dijo que en las grandes empresas, que los muchachos entraran a trabajar era más complicado. Que a veces iban y los reclutaban en sus escuelas, y ellos por no querer estudiar se iban, sin hablar con sus padres.
Luego Mariam preguntó a  Anayeli Aguiluz qué nos podía decir sobre “La juventud de las obreras”, y ella respondió que se mencionaba que las mujeres sólo estaban hechas para el hogar y no para el trabajo.
Celis dijo que las muchachas tenían limitado a decidir entre ser monjas, dedicarse al servicio doméstico o trabajar en la industria textil.
Liliana Torres dijo que las mujeres eran una buena mano de obra para la industria textil, pero que lo malo de dedicarse a ello era que sus jefes y ayudantes eran hombres, y las acosaban.
Y terminó la sesión.